"Es una película descomunal": la historia de amor rodada en 20 años que enamora a todo el mundo
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Rodada durante más de veinte años y con una narrativa fuera de lo común, esta historia de amor ha cautivado a quienes se han dejado llevar por su ritmo pausado y su sensibilidad emocional. A pesar de su estreno discreto, cada vez más espectadores la están descubriendo y reconociendo como una de las películas más conmovedoras del año.
Su belleza visual, su trasfondo sociopolítico y la madurez de sus protagonistas la han convertido en una joya inesperada del cine internacional. Se trata de A la deriva, la última película del director chino Jia Zhangke, que ha conseguido un retrato íntimo del paso del tiempo a través de su musa y esposa, la actriz Zhao Tao.
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Lejos de los focos habituales, esta obra se construye a partir de escenas de archivo de anteriores películas del cineasta, como Placeres desconocidos (2002) o Naturaleza muerta (2006), combinadas con nuevo material grabado durante la pandemia. El resultado es un relato amoroso que se desarrolla a lo largo de dos décadas, en paralelo a los enormes cambios sociales y urbanos que ha experimentado China.
El personaje principal, Qiaoqiao, vive una breve historia de amor con Bin, interpretado por Li Zhubin, antes de que él desaparezca de su vida. Años después, ella inicia un viaje por el interior del país en su busca, en medio de los trabajos de la presa de las Tres Gargantas. La cinta culmina en plena crisis sanitaria global, cuando ambos vuelven a encontrarse en una ciudad irreconocible, transformada por el progreso y marcada por el aislamiento.
Confirmamos que "A la deriva" es una película descomunal: compleja, emocionante, extraña, llena de desvíos y de misterios y de momentos que ponen los pelos de punta. Lo de Jia Zhangke es de otro planeta pic.twitter.com/wQkC5DjTz6
— Aarón Rodríguez Serrano (@Serrano2Aaron) July 1, 2025
Además de su carga romántica, A la deriva funciona como un ejercicio de memoria cinematográfica y crítica social. Zhangke, uno de los autores más influyentes del cine chino contemporáneo, propone aquí un ensayo visual sobre el amor, el desarraigo y la transformación de su país. La película sigue en cartelera en algunas ciudades como Madrid, Burgos y Barcelona, y se está ganando un espacio entre las mejores piezas para llorar y emocionarse, especialmente entre quienes buscan historias alejadas de una narrativa convencional.
El Confidencial